Amigos, el famoso llamado a “leer los signos de los tiempos” realizado por los padres del Concilio Vaticano II está basado en la exhortación de Jesús en el Evangelio de hoy. Los seguidores de Jesús tienen que mirar al mundo con claridad, para ver lo que está pasando, estar atentos. Pero esta atención es de un tipo particular. No es la atención de un científico o un filósofo o un político —aún cuando ellas pueden estar incluídas—. Es
más bien atención a las cosas de Dios.
A menudo he argumentado que muchos de nosotros todavía estamos cautivados por una visión deísta de Dios, donde Dios es la primera causa del universo, distante y apartado, no involucrado con el mundo que Él ha creado. Pero Tomás de Aquino nos enseña que Dios está en todas las cosas “en esencia, presencia y poder”, y que Dios providencialmente cuida cada aspecto de Su creación. Por lo tanto, deberíamos esperar ver signos de Su presencia y actividad en la naturaleza, en la historia y en los asuntos humanos.
Y una vez que los vemos, ¡estamos llamados a hablar! De algún modo, los discípulos de Jesús no están buscando los signos de los tiempos para su propio beneficio, sino para compartir la perspectiva profética con los demás. Entonces, miremos alrededor con atención, ¡miremos con los ojos de la
fe!
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